La vida de Maja (Nóra Rainer-Micinyei) comienza a tomar forma. Él y su novio (Barna Kelemen Bányai) finalmente se están mudando del apartamento que han estado alquilando con otros desde la universidad. Una noche, sin embargo, toma un giro inesperado: resulta que una pariente perdida hace mucho tiempo (Katalin Lőrinc) no está durmiendo el sueño de los justos con la cabeza sobre la mesa de la cocina, sino que está muerta. Maja se ve obligada a quedarse con la muerta, porque nadie de la familia es capaz de ayudarla, incluso su madre (Judit Hernádi) se la quita de encima. Mientras espera el coche fúnebre, llega la amiga de la infancia de Maja, Sára (Júlia Huzella), con quien ha perdido el contacto desde hace varios años. Pasan las horas y el simple trámite se convierte en un interminable proceso burocrático, salpicado de situaciones absurdas. Durante la noche, Maja comienza a enfrentarse a sus problemas profundamente enterrados. Aunque su vida fluye con seguridad, tiene que correr riesgos por el bien de su felicidad. Incluso si tienes que lanzarte de cabeza a lo desconocido.